Una buena costumbre

. Foto por Rosa Digital.

Según la RAE, una costumbre es: Hábito, modo habitual de obrar o proceder establecido por tradición o por la repetición de los mismos actos y que puede llegar a adquirir fuerza de precepto... Hombre, muy arraigada no está todavía, pero sí que es una práctica social -y además nos encanta- que este fin de semana Héctor y Eva nos hayan visitado de nuevo para unirse en la tirada larga del domingo. Lo cierto es que, francamente, me encantaría que terminara convirtiéndose en algo más o menos habitual, porque lo pasamos muy bien en tan grata compañía... :)

Ya el sábado habíamos quedado con ellos para -¡por fín!- estrenar los arcos Blacktail en un recorrido de bosque. Y aunque éramos conscientes de que probablemente no pudiéramos terminar en grandes condiciones físicas (son arcos de mayor potencia que los anteriores y llevábamos mucho tiempo sin tirar), nos lo pasamos teta soltando todas y cada una de las [pocas] flechas.

El domingo, a una hora prudente (10:30 am), aparecieron de nuevo nuestros invitados con los trastos. Héctor dispuesto a batir la distancia del primer día y Eva dispuesta a hacer su propio entrenamiento en forma de paseo por la zona (¡ains, ya caerás, ya...! jejeje). Con el calor que está haciendo la ropa se reduce a la mínima expresión, aunque aún no hemos llegado al tanga -afortunadamente para los viandantes que se cruzan con nosotros-: mallas cortas y camiseta corta para unos 20 y tantos estupendos grados; un buen desayuno un ratejo antes y a desgastar un poquito de suela repitiendo el "sufrido" recorrido de la otra ocasión, pero añadiendo casi 1km más.

Héctor ya va rodando sus 6 kilómetros y bajando alguna que otra vez de 6'/km, así que va viento en popa y a toda vela. La ruta en cuestión es durilla, sobre todo a la vuelta, a partir del 5, así que Ana se lo tomó con tranquilidad y bajó revoluciones en algún que otro momento. Me parece bien, así disfrutará más y se agobiará menos con las distancias. Héctor y yo, dándonoslas de machotes, y llegando al km 7, hicimos unos cuantos metros más e incluimos un 800 de calidad rodando a poco más de 5'/km. En total Ana se fulminó 8.9k y nosotros 9.5k.

Por supuesto, lo mejor nos esperaba al llegar, después de los estiramientos de rigor y la duchita, una buena paella de marisco y conejo que triunfó. ¡Nos la pulimos entera! Ni qué decir tiene, que hay que felicitar a la cocinera (Ana) por tan logrado arroz, buaaaaaaahhhh!

Un cafelito y una mousse de chocolate para los más golosos. Roibus de chocolate y menta para Eva, que quiso probarlo... Mmmm, sin comentarios.

Para este puente, dos sesiones de carrera en Zaragoza, que ya tengo ganas de repetir el recorrido que hice hace un mes, en esta ocasión con Ana y Héctor. Veremos si consigo que mi padre se anime y ruede unos kilómetros tranquilos con nosotros. Y como no, sesión de arcos y flechas en las inmediaciones de Alfajarín...

Cuidadito con el coche los que salgáis de puente, y no os dejéis las zapatillas, bribones. :)

Abrazos.