Zaragoza "in the morning"

¡Ya estamos de vuelta! Viaje fugaz a Zaragoza por temas laborales y aprovechado al máximo (dentro de las posibilidades) en todos los sentidos. De curro no voy a hablar aquí, porque ni viene al caso, ni quiero provocar desmayos por aburrimiento, juasjuas... Sin embargo, el poco tiempo que me quedó libre pude estar con mis padres (y Zuca), y aprovechar para salir a correr por allí, como tenía previsto. Mi preciosa Ana se quedó solita en casa por una noche... Sólo una, y cómo se la echa de menos, uff.

Llegamos a la estación de Delicias en Zaragoza con un viento de tres pares de $%&"@&!... Como decía una compañera de trabajo: "Aquí en Zaragoza no venderán muchas faldas con vuelo, ¿no?". Madre del amor hermoso, se te ponían los pelos como acabaras de meter los dedos en un enchufe. Ante tal panorama, me empiezan a asaltar las dudas sobre si seré capaz de correr siquiera un par de kilómetros a la mañana siguiente sin ser arrastrado por el aire. Aquí ni cortavientos ni ostias: ¡cortahuracanes deberían llamarles! Llevamos a dos compañeras al hotel -yo me quedaba en casa de mis padres- y cenamos allí mismo, para evitar terminar muy tarde y no trasnochar demasiado (el día siguiente iba a ser fino). Total, que aparezco en casa a las 00'15 de la noche, con más sueño que una mona. Me quedo un rato con ellos charlando, porque parece que vengo de pensionista y apenas vamos a coincidir una hora mal contada entre esta noche y la mañana siguiente...

Además, ya tenía hechos mis planes (y seguía convencido) para salir a trotar por la ruta que me habían preparado. ¡Todo un acierto! Después de pasar 5 horas en la cama con más pena que gloria -apenas pude dormitar un par de ellas-, apago el despertador del móvil a las 5'35 am y me pongo las mallas. Me voy a la cocina a por un plátano y Zuca me da los buenos días, ¡ains, si es que es un dulce de perra! Entre estiramiento y estiramiento le rasco un poco la panza y las orejillas, ella se deja mimar y se despanzurra en su capacho... Buff, que envidia, hazme un hueco Zuca, que me acurruco yo al otro lado, juasjuasjuas.

Ésto es una cara de sueño, y lo demás tonterías.

Me despido de ella dándola una galletita (mis padres aún dormían) y salgo por la puerta. Ascensor, me miro al espejo y no me reconozco. Me tiro una foto para recordar la cara de sobao que llevo. Ya en la calle no hace mucho aire, bastante menos del que yo había previsto, así que pasando algo de calor (gorro + guantes + cortavientos + mentalización de frío) tiro calle abajo en dirección al río.

En la primera esquina me pierdo. Cojonudo. Empiezas bien machote. Saco el mapa que mi madre me había dejado en la mesita de la entrada 5 horas antes (¡bendita madre!) y parece que me aclaro. Media vuelta y enderezo por lo que parece un buen camino. No hay mucha gente por la calle, así que no me importa mucho llevar estas pintas, corriendo y con un mapa DIN A4 en la mano, mientras miro los nombres de las calles... Vergüenzas afuera.

Foto-móvil, a ver si me hago con una mini-cámara.

Por fin encuentro el primer puente, "el de hierro", y enfilo el camino correcto. El poco aire que soplaba se corta de pronto y sólo llega la humedad del importante caudal que tranporta el río esa mañana. Silencio (o casi, pocos coches al menos) y sólo el sonido del agua a escasos 3 metros de mí. Recuerdo al instante el anterior post y me digo: "Hoy sí que es una mañana para disfrutar...". Y así fue, disfruté muchísimo de un recorrido muy llanito de unos 7200 metros, en el que "tocaba", bien de paso, bien atravesándolos, 3 puentes.

Afortunadamente, y a pesar del sueño y las pocas horas de descanso, el cuerpo respondió de maravilla. De hecho me vino bastante bien para poder aguantar el resto del día con un tono de actividad aceptable. Para colmo, los números fueron más que satisfactorios: 7'2 km en 44'29". Según el training log de Runners sale a 6'11"/km. Un ritmo genial teniendo en cuenta que ¡hasta me paré a hacer alguna foto (que luego salió fatal) sin parar el crono! Y además, cómodo, cómodo, comodísimo, pudiendo apretar un poquito el último 1500. Las pulsaciones salieron bien, con un tope de 175 ppm en los últimos 500 mts que fui apretando, y una media de 156 ppm.

Una lástima que mi padre no se animara a acompañarme... Espero que la próxima vez lo haga, y ya de paso, haya conseguido quitarse el vicio del tabaco. A ver si toma buena nota de Rakala (muchos animos guapa!!). Desde luego seguiremos animándole para que vuelva a calzarse las zapatillas y a disfrutar en compañía de familia y amigos de momentos así.

Hoy la siesta va a ser de campeonato. El finde tranquilo, a ver si aprovechamos para tirar algunas flechitas y continuar con el entreno de Ana, que ya le tocan cerca de 9k en la tirada larga.

Os mantendremos al tanto, que disfrutéis del fin de semana, que viene soleado.
Un abrazo.