Hace 31 años

Pues eso mismo, aunque hace ya dos meses desde que se propuso la publicación de fotos de cuando éramos unos pequeñajos, no he dado con ella hasta hace un par de días. Revolviendo por cajones apareció, la tengo un especial cariño y a Ana le encanta. Así que no me corto un pelo y aquí os la dejo, orgulloso, porque: ¿a que era una monada de niño? Juasjuas. De mayor mejor no opinamos, pero ¿y de niño? :P

Buenos recuerdos los que tengo de mi infancia, a la que habrá que dedicar alguna entrada... Algún día.

Yo mismo, hace unos cuantos añitos... :) Perdón por la calidad, es foto de foto.

Por otra parte ayer volvimos a salir. Ana no tenía ninguna gana, estuvo dándole vueltas a tres opciones:

1.Salgo a correr, aunque no tengo ni maldita sea la gana...

2.Hago maquinatrón, que dentro de lo malo, si me canso me paro y tengo la ducha al lao...

3.No hago ni el huevo y me quedo en casa... La mejor con diferencia.

Afortunadamente, y después de pasar por diferentes estados de ánimo y tomar diferentes decisiones, se puso las mallas y la camiseta. La siguiente fue:

-Salgo pero no pienso estirar...

-¿Ein? ¿Cómo? Tú ahora mismo te pones a estirar... -éste soy yo, intentando demostrar dotes de mando, :(

-Que no estiro que no tengo ganas...

-Pero Ana...

-Que no. Que me duele el tibial...

-Venga, que si estiras un poquillo te doy también crema de ésta, un poquito de radio salil, pa calentar la zona -empezamos con los trucos barriobajeros que suelen hacerse a los niños para que te hagan caso... Pues nada, estira (poco) y me pongo a darle un poquito de crema en la piernica.- ¡Hale, vámonos!

Por fin arrancamos y a pesar de los pesares la cosa se dio bien. Doloridos, nuestros tibiales se quejan de sobrecarga y la cadera de Ana sigue dando guerra; pero se llevan más o menos bien. A mí se me puso la rodilla como un pimiento morrón, fruto de la reacción que me hizo la crema en mi 'mierdadeultrasensible' piel... Así que tendremos que volver al reflex gel o alguna similar.

Lo más gratificante de la salida: Ana volvió con un buen sabor de boca, rodamos 6.5k en 43 minutitos, por el circuito que ella odia y subiéndose la cuesta que tanto le hace sufrir; y al llegar a casa (salvo por las molestias) iba diciendo que le había sabido a poco, y que había disfrutado de la salida. Soy felíz cuando me dice esas cosas, cuando la veo satisfecha y con esos ánimos... Al fin y al cabo mi corazoncito late al compás que ella me marca.

Hoy me toca salir solito, así que iremos tranquilos a rodar un poquito más...

Me encanta correr con Ana.

Me encanta correr solo.

Me encanta correr.