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Este fin de semana ha sido muy especial, vengo enamorado de mis sobrinos. Hoy no importan mucho las ojeras, el cansancio o que sea lunes (y mira que llevo mal los lunes...). Como os comenté la semana pasada, ya está Érika con nosotros, una preciosa niña que engrosa un poquito más la familia. El sábado por la mañana, tempranito, me levanto para correr antes de salir de viaje. A las 7'10 am me tiro rodando de la cama -a esas horas no hay ninguna forma mejor de hacerlo- y salgo por el bosque a rodar viendo como el sol remonta entre un cielo poblado de nubes.
Apenas 5.6k en 36 minutitos, pero satisfecho por las sensaciones y por haber sido capaz de rodar suave. Nada más llegar duchita, desayuno de campeones y carretera a Yecla. Allí nos esperaban mis cuñados, mis sobrinos Samuel y Érika, mi suegra, la madre de mi cuñada y su hermana. Reunión familiar (y eso que faltaba mucha gente) para celebrar la llegada de la pequeña. Nada más llegar mi cuñada nos pone a la niña en los brazos y... claro! uno se derrite!! :) Parece una muñequita. Hemos pasado realmente un par de días muy a gusto con ellos; de hecho nos quedamos con ganas de más, así que habrá que bajar prontito a verles de nuevo.
Además mi sobrino ha descubierto que cada vez que dice "¡¡Tiitooorrrlll!!" (sí, sí, lo dice tal cual), hay un loco con barbas que le contesta y juega con él (juasjuas), le da de comer o simplemente le presta atención, así que para mi satisfacción y el consabido engorde del ego del tío, se ha pasado todo el fin de semana clamando a los 4 vientos su nuevo descubrimiento. ¡Que bien sienta!
Ayer por la tarde, después de un estupendo capuccino preparado por mi cuñado, y con más pena que gloria retomamos el viaje de vuelta, eso sí, con una sonrisa permanente durante todo el camino recordando cada una de las anécdotas. Y como uno estaba contento y con muchas endorfinas, no hay nada mejor que una carrerita para terminar bien el finde. Así que nada más dejar el coche en el garaje me fui a rodar 6k en 35'20", sin ningún tipo de molestia. Ya no toca hasta el martes, y después descanso hasta el viernes porque el fisio vendrá el jueves a ver cómo evoluciona el "Zape". Por ahora, la cosa va bien y el cuerpo va recordando sensaciones...
Buena semana, buena gente.
Este fin de semana ha sido muy especial, vengo enamorado de mis sobrinos. Hoy no importan mucho las ojeras, el cansancio o que sea lunes (y mira que llevo mal los lunes...). Como os comenté la semana pasada, ya está Érika con nosotros, una preciosa niña que engrosa un poquito más la familia. El sábado por la mañana, tempranito, me levanto para correr antes de salir de viaje. A las 7'10 am me tiro rodando de la cama -a esas horas no hay ninguna forma mejor de hacerlo- y salgo por el bosque a rodar viendo como el sol remonta entre un cielo poblado de nubes.
Apenas 5.6k en 36 minutitos, pero satisfecho por las sensaciones y por haber sido capaz de rodar suave. Nada más llegar duchita, desayuno de campeones y carretera a Yecla. Allí nos esperaban mis cuñados, mis sobrinos Samuel y Érika, mi suegra, la madre de mi cuñada y su hermana. Reunión familiar (y eso que faltaba mucha gente) para celebrar la llegada de la pequeña. Nada más llegar mi cuñada nos pone a la niña en los brazos y... claro! uno se derrite!! :) Parece una muñequita. Hemos pasado realmente un par de días muy a gusto con ellos; de hecho nos quedamos con ganas de más, así que habrá que bajar prontito a verles de nuevo.
Además mi sobrino ha descubierto que cada vez que dice "¡¡Tiitooorrrlll!!" (sí, sí, lo dice tal cual), hay un loco con barbas que le contesta y juega con él (juasjuas), le da de comer o simplemente le presta atención, así que para mi satisfacción y el consabido engorde del ego del tío, se ha pasado todo el fin de semana clamando a los 4 vientos su nuevo descubrimiento. ¡Que bien sienta!
Ayer por la tarde, después de un estupendo capuccino preparado por mi cuñado, y con más pena que gloria retomamos el viaje de vuelta, eso sí, con una sonrisa permanente durante todo el camino recordando cada una de las anécdotas. Y como uno estaba contento y con muchas endorfinas, no hay nada mejor que una carrerita para terminar bien el finde. Así que nada más dejar el coche en el garaje me fui a rodar 6k en 35'20", sin ningún tipo de molestia. Ya no toca hasta el martes, y después descanso hasta el viernes porque el fisio vendrá el jueves a ver cómo evoluciona el "Zape". Por ahora, la cosa va bien y el cuerpo va recordando sensaciones...
Buena semana, buena gente.
Lo dicho, enhorabuena (a los dos) por la sobrinilla, y por el sobrinillo que ya te reclama. Tómate con calma la recuperación para que ese gemelo vaya ganando fuerza. Un beso con traslado a Ana.
ResponderEliminarBune finde semana por lo que veo, eso eso que la familia aumente y si se les convence por las zapatillas, mejor que mejor, jejeje.
ResponderEliminarBueno que pases una buena semana, y que esa molestia desaparezca
A ver si con las emociones de los sobris se te olvida que tienes molestias.
ResponderEliminarMe alegro de que todo vaya marchando sobre ruedas. Saludos.
Ayyy que cara de bobina me ha dejado esta entrada tuya... no sé si seguir leyendo ahora la anterior ;)
ResponderEliminarHola Maaaaaaa, pues con calma intento tomármelo, aunque son ya muchas las ganas que tengo de volver a salir normalmente a correr... Un par de semanas más y estaremos a tope.
ResponderEliminarSchuster! Campeón, ya veo que estás a tope para tu maratón, así que muchos ánimos y gracias por pasarte por aquí.
D. Gregorio, pues va a ser que sí. He de confesar que se me han quitado muchas 'penas' este fin de semana, así que voy a tener que darme más 'tratamientos' de sobrinos a menudo... :) Un fuerte abrazo.
Maríaaaa... :) que alegría ver unas letrillas tuyas por aquí. Jajaja, me parece que entonces ya somos dos con cara de bobinos... :P porque a mí aún no se me ha quitado.
Besotes y abrazos chic@s.