
FASE 1. FAMILIARIZACIÓN.
Deberá procurar mostrar en todo momento que la mochila tendrá su utilidad, aunque finalmente y al cabo de los meses la única función sea puramente decorativa. Cuando llegue con la mochila a su domicilio, y tras mirarla por todos los lados haciendo observaciones sobre lo bonita y lo bien gastado que está su dinero, proceda a desmantelarla en un intento de mostrar a su pareja (si la tuviera), al gato o a la/el vecina/o de enfrente, que usted es un experto en estos temas y está todo controlado.
Si ve que algún plástico de tipo rosca o algún tubo se separan del conjunto, no se ponga nervioso/a. Tranquilícese, respire hondo y simplemente diga: “Esto es lo que yo quería, para poder limpiarlo bien antes de usarlo, que vendrá lleno de mierda…”. De esta forma, además, su pareja/gato/vecina-o estará encantado de comprobar su pulcritud. Ya nos preocuparemos más adelante de volver a ensamblar todas sus partes.
FASE 2. TEST DE CALIDAD.
Lo primero que deberá hacer es, una vez desmontado adecuadamente todo el dispositivo, intentar verificar que realmente la bolsa puede contener todo el líquido que promete en el catálogo. Para ello acérquese a un grifo (véase: la cocina mismamente), e intentando hacer ‘rosca’ con la boquilla de la bolsa en la cañería (1) proceda a llenar el recipiente hasta que el agua se desborde. Si no se desborda, no habrá realizado el test correctamente. Préstese atención al tamaño del plástico, que al ser grande, si no se coloca bien la boquilla podrá producirse el efecto tobogán, esto es: se le saldrán 3 ó 4 litros de agua resbalando hacia sus pantalones mientras intenta cerrar el grifo sin soltar la botella.
FASE 3. MONTAJE.
Una vez cambiado de pantalones, calcetines y zapatillas, y con su bolsa llena de líquido, procederemos a volver a montar los tubos y roscas que continuan desperdigados por su mesa. Enrosque un extremo del tubo en la bolsa hasta que no pueda girar más (1), evitando así que pueda derramarse siquiera una gota del preciado contenido. Pruebe a introducir el plástico lleno en la funda de la mochila. Si para ello debe dar de sí el nylon y alguna costura, adelante (aunque puede resultar complejo), no dude en apretar hasta que la mochila quede bien cerrada.
Si en este momento se pregunta cómo beberá de ella, es que ha metido el tubo de succión también en la mochila. Proceda a sacarlo y a pasarlo por la hombrera de la mochila.
FASE 4. 'ON-THE-ROAD'.
Ya está preparado para salir con su mochila al campo y darle la utilidad para la que fue concebida. Colóquese la mochila en los hombros, preferiblemente en el lado de la espalda, por su propia comodidad. No se preocupe, nadie intentará robársela. Compruebe que el tubo de succión sobresale en una longitud suficiente para llegar a la boca, ya que el ‘gesto’ para beber en caso contrario, podrá ocasionarle alguna que otra contractura en el cuello, además de aumentar la probabilidad de calzarse un castañazo contra un árbol.
Compruebe la comodidad de sus hombreras y ajústese la cincha del pecho para una mayor sujeción, pero evite apretarla hasta el máximo o su consumo de oxígeno se verá sustancialmente reducido, pudiendo desmayarse por apnea (falta de aire, vulgarmente hablando). Proceda a realizar la limpieza del tubo de succión. Para ello muerda la goma del extremo del tubo y sin abrir la boca, aspire fuertemente a fin de obtener líquido de la bolsa. Si no sale nada es que ha colocado la bolsa con la salida del tubo hacia arriba. Pruebe a eructar el aire que acaba de tragar y a colocar la bolsa con la boquilla hacia abajo para que el aire quede alejado del dispositivo de succión. Una vez consiga hacer pasar algo de líquido, no lo trague: sáquelo por la naríz o escúpalo poniendo perdido el mantel.
Ya en carrera, y preferiblemente estando quieto o en el peor de los casos andando, succione de nuevo. Recuerde que no puede abrir la boca al beber, ya que podría caérsele todo el líquido por la comisura de los labios y dará usted una imagen lamentable. No importa que esté asfixiado por llevar 45 minutos de carrera. Tampoco ceda en la presión a la válvula de salida, ya que estará succionando para nada y del esfuerzo podrá herniarse un ojo.
Si usted tiene una enorme capacidad pulmonar, modérese. Si realiza una succión excesiva puede encontrarse con una gran cantidad de líquido en la garganta, lo que provocará toses, eructos, salida de líquido por las fosas nasales y en casos graves, atragantamiento con enrojecimiento general. Ante todo, compórtese y recurra a la frase estándar: “¡Vaya mierda de plásticos, no los hacen como los de antes…!”.
Suerte.
:)
(1) Si aprecia que suena algún ruido tipo ‘crack’ no continúe con esta maniobra, continúe como si nada. Podrá emitir algún que otro silbido o si lo prefiere alguna expresión de exclamación del tipo: “¡Vaya mierda de plásticos, no los hacen como los de antes…!”.