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Zuca. Acrílico sobre papel (60x45). Por Dani 2007.
Cada día que pasa y me hago más mayor -porque por desgracia, mayor ya soy-, me doy cuenta de las muchas aficiones que tengo y que no consigo abarcar. Puede que en parte se deba a una personalidad inquieta (aunque no muy nerviosa), y con muchas ganas de aprender de todo. Pero eso al final provoca ciertas frustraciones... Y es que como dice el refrán: quien mucho abarca, poco aprieta.
Desde muy pequeño me ha gustado picar de todas las flores que se me ponían por delante. Si miro hacia atrás me alegro de ser así. Aunque yo mismo (y mucha gente) me recrimino a veces la falta de constancia. Pero, después de todo, ¿si fuera así habría hecho tantas cosas? Probablemente no. Me encanta ser como soy, "vicioso" hasta la médula y apasionado en todo lo que me gusta. Cuando me meto en lo que me gusta, tened por seguro que ese soy yo, todo corazón. Mi querida Ana controla mis impulsos más desbocados... jajaja.
Antes de conocerla ya le daba con ganas al dibujo, aunque como siempre, a ratos. La música vino después, incluida la fase de guitarra eléctrica, pelos largos y música metalera. Hubo un tiempo en el que pagaba mis clases todos los viernes y practicaba mis escalas de blues para poder tocar las canciones de los Scorpions. Conciertos con los amigos y horas dando la paliza a mis padres con el ampli a toda pastilla... Me queda la espinita de aprender solfeo y piano, pero no tengo ganas de pagar una academia y a estas alturas no me voy a poner a aprender de forma autodidacta. Ni que decir tiene que el ordenador fue otro de los vicios adolescentes... Pero de los "enganchones" de verdad. No comments xD.
Los deportes normales nunca han sido mi fuerte, odio el fútbol, y sólo aquellos más exóticos atraen mi interés. Hice karate durante más de 15 años y después judo en la facultad durante otros 4, un poquito de Jiu-jitsu cayó por entre medias. También allí hice mis pinitos en el rocódromo, aunque he de reconocer que la posibilidad -ya sé que muy remota- de caida, me puede.
Más mayor (sí, más todavia, jajaja) empecé a jugar con el bricolage, montando una guitarra eléctrica "artesanal". Últimamente un par de muebles para mi casa, uno de ellos una estantería maciza de 4'50x2'50mts, en dos colores (castaño y roble) y a medida; se nota que estoy orgulloso de ella, ¿no? jeje. Los bonsáis ocuparon otra buena parte de mi tiempo durante 4 ó 5 años, hasta que nos mudamos a nuestra casa y sin balcón se acabaron los árboles. Y como las cosas hay que hacerlas bien, pues no me voy a comprar 1... :P fueron 7 los que al final llegamos a tener, que así era más entretenido, jaja. Afortunadamente mi primo Rafa se hizo cargo de unos cuantos. Tan sólo nos hemos quedado con uno porque le tenemos un cariño especial, un fantástico acer palmatum deshojo que tenemos desde el principio. Tiene aproximadamente 25 años de edad y exhibe una preciosa copa de más de 40 cm de diámetro.
Muy a ratos me da por escribir, casi siempre se queda en algún relato corto, o en el intento de lanzarme a por la novela que nunca se termina... En fin, reconozco que dedicarse a darle a la tecla tiene su mérito. Desde luego nunca me ha dado por publicar nada, ¡ni pensarlo! Sólo Ana ha leído mis modestos textos. Durante 3 años estuvimos aprendiendo Lengua Española de Signos. Y para los que os lo estéis preguntando: no, no hay motivo ninguno. Nadie de la familia es sordo, sordomudo, ni nos servía de utilidad (aparentemente). La vida es curiosa, en todos mis trabajos he tenido que utilizarlo... Afortunadamente.
Llegaron los arcos tradicionales hace dos años, y aunque llevamos una buena temporada con ellos muy abandonados por razones que no vienen al caso, ha sido una actividad a la que hemos dedicado en sus comienzos fines de semanas enteros. Es lo que tiene el bosque y las flechas, ¡que enganchan irremediablemente!
Aproximadamente a esas alturas empiezo a probar las pinturas, y con ellas llega la emoción de utilizar los óleos por primera vez, y quedar prendado de sus colores y sus texturas. Peeeeeero, tampoco tengo un lugar apropiado para ello, así que me revienta la pereza de sacar el caballete, los lienzos, los óleos, preparar la trementina, y sobre todo... limpiar después. Bufff, es algo que me puede y me retiene en muchas ocasiones. Y no debería. Me gusta pintar y disfruto como un enano. Ahora bien, me suele ocurrir que cuando me pongo (como dice Ana, me da la vena artística), me dan las 5 de la mañana y no me he dado cuenta... Ya sé, ya sé, no tengo término medio... :)
Y por fín, habiéndome dejado decenas de mini-hobbies por el camino (esto sería interminable), llegamos a esto del running. Lo hemos cogido con las mismas ganas con las que arranco siempre en todas mis venas. Espero que continuemos con ello porque, a pesar de que pasado un tiempo todo se relativiza, nos viene bien seguir bajando peso y mantener una actividad física como rutina. Como dije al principio para eso está Ana, para hacerme levantar el pie del acelerador...
Lo que más felíz me hace: este año harán 15 años que conozco a mi mujer, y siempre, en todo momento, ha estado conmigo. Siempre me ha aguantado mis venas creativas, artísticas y de autoconocimiento, aunque pusiera todo patas arriba... ¡Gracias guapa!
Madre mía... y eso que eran dos pinceladas.